Las conductas y actitudes de los padres son el modelo que los chicos tienen para comprender qué se espera de ellos.
A partir de las reglas familiares aprenden a crecer con normas básicas para convivir y compartir con otros.
Si los papás se manejan con premios y cas¬tigos, sólo lograrán un adiestramiento. El verdadero aprendizaje que los ayude a ser felices y libres es aquel que viene como resultado de los límites claros y el diálogo permanente.
1. Conocer y respetar los horarios de las rutinas de los chicos y sus rituales para que puedan entender que hay momentos para cada cosa. Y que todo no es ya, aquí y ahora.
2. No temer a un NO rotundo cuando está en riesgo la vida o la integridad fisica. Si los
padres actúan con claridad; los chicos entienden.
3. Actuar con firmeza, pero sin gritos, golpes o castigos físicos o verbales. No se enseña por la humillación, ya que de ese modo sólo se los somete y se los lastima.
4. Mostrarse seguros y al mismo tiempo afectuosos y dispuestos a explicarles lo que sucede.
5. Lograr coherencia entre las decisiones de papá y mamá. Es decir: evitar dobles mensajes.
6. Ofrecer alternativas posibles.
7. Respetar el enojo sin necesidad de interve¬nir. Acompañarlo y darle tiempo para que se le pase.
8. Ser concreto en las pautas y las reglas.
9. Cumplir y sostener lo que se decide.
10. Ser constante en la puesta de límites.