Pollito Pipí se resfrió


Un día Patito Cuacuá estaba nadando en la laguna. Su amigo, el Pollito Pipí, lo miraba desde la orilla. Veía que Cuacuá metía la cabeza en el agua y la sacaba. Al rato volvía a meter la cabeza en el agua y la sacaba otra vez.

Entonces Pipí le preguntó:
- Patito, ¿por qué metes la cabeza debajo del agua?
- Porque veo pasar bichitos ricos y me los como.
- ¿Hay comidita debajo del agua?
- Claro, dijo Patito. ¿Por qué no vienes conmigo?
- Ah, porque mi mamá no quiere que me meta en el agua.
- Pero ahora tu mamá no te ve. Echate al agua ¡es lindo!
- ¿Sabes Cuacuá?... yo tengo miedo... Confiesa Pollito.
- ¿Miedo de qué? Mira, yo tengo la misma edad que vos y no tengo miedo, dice Patito. ¡Lárgate de golpe, Pipí!
Pipí se acercaba, se acercaba, y de pronto... ¡plaf! se tiró al agua. Pobrecito, ¡cómo gritaba!
- Pío pío pío... ¡me ahogo... me ahogo!... píííoo!

En ese momento pasaba por ahí la vieja perra Pacha y se detuvo a escuchar.
¡Pero esa es la voz de Pollito Pipí! dijo Pacha.

Y corriendo, corriendo se metió en la laguna. Llegó donde estaba el pobre Pipí, lo alzó con los labios y lo sacó chorreando agua. Así lo llevo hasta donde estaba la mamá.

- Señora Gallina, aquí le traigo a su hijo. Está hecho una sopa.
- Muchas gracias Doña Pacha. ¿Qué te pasó hijo mío?
Pollito Pipí lloraba y le dijo:
- Me caí al agua, mamá.
- ¿Y cómo te caíste al agua? Decime la verdad, hijito.
- ¿Sabes mamá? Yo... Yo... Me metí en la laguna para nadar como Cuacuá.
- Ay, Pipí... Mamá siempre te dice: “Pipí, los patos están hechos para andar por el agua; las gallinas estamos hechas para andar por la tierra”... ¿viste como mamá tiene razón? Y ahora vení a secarte... ¡porque este remojón a mi no me gusta nada!
Pero por más que la mamá lo secó bien, Pollito Pipí se resfrió. ¡Tosió toda la noche!


Martha A. Salotti




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.